Reseña Histórica

La Biblioteca del Instituto de Medicina Tropical Alexander Von Humboldt inició sus actividades gracias a la donación importante, que venía como apoyo del British Council (Consejo Británico), entidad que donó 500 libras esterlinas en libros. Un inicio muy importante que permitió, junto a otras entidades como embajadas y los propios investigadores, incrementar la colección bibliográfica. Para entonces, la Universidad Peruana Cayetano Heredia, consiguió una extensión para el IMTAVH, donde se tiene un espacio estratégico adyacente al Hospital Nacional Cayetano Heredia.

El fondo bibliográfico alberga diversos títulos relacionados a infectología, Laboratorio, Dermatología, Virología, Manejos de Medicina en general, etc. Desde 1978 la colección fue incrementándose gracias a las donaciones de instituciones como de los propios investigadores y así poder recopilar información médica de interés para sus miembros.

En su primera década, la colección era el complemento académico para los cursos que se impartían, por consiguiente y por sugerencia del Dr. Humberto Guerra, se realizaba la selección de aquellos ejemplares bibliográficos que tenían varias ilustraciones, es entonces y gracias a que el Dr. Hugo Lumbreras recibió en herencia académica del Dr. Enrique Encinas (quien fue Becario de la fundación Humboldt) un dispositivo de la época donde se colocaba una cámara fotográfica que capturaba imágenes de los libros, este dispositivo llamado “El murciélago”, servía para poder impartir (a modo de reprografías) información a la comunidad estudiantil.

Somos parte del sistema de bibliotecas de la Universidad Peruana Cayetano Heredia. Nuestros fondos bibliográficos y virtuales se actualizan gracias a las suscripciones de bases de datos en línea e incrementan mediante donaciones, adquisiciones y el canje periódico con instituciones académicas de América Latina, Estados Unidos y Europa.

Los diversos servicios puede consultarlos a través de nuestro espacio Web o de manera presencial.

Algunas lecciones de vida: Dr. Hugo Lumbreras Cruz

Lumbreras

El Dr. Hugo Lumbreras C. fue uno de los grandes líderes de la creación de la Universidad Peruana Cayetano Heredia. Su talento y dedicación era motivo de gran asombro de los estudiantes, pero asimismo su integridad moral y su defensa de los principios.

Por el Dr. Humberto Guerra conocí la historia del viaje de don Hugo a Alemania a entrenarse en el instituto de Medicina Tropical de Hamburgo, donde realizó una destacada labor de investigación. Estando él en Alemania se iniciaron gestiones para apoyar un futuro instituto de Medicina Tropical en el Perú, por parte de la Facultad de Medicina de San Fernando, con el decano Dr. Alberto Hurtado, el Dr. Enrique Encinas (patólogo del Hospital Víctor larco Herrera), algunos de los profesores de Medicina Tropical (con el dr. Hugo Pesce a la cabeza), y el Agregado Cultural del Perú en Alemania, dr. Víctor Manchego. El dr. Ernst nauck, director del instituto de Medicina Tropical de Hamburgo, había visitado el Perú, y colaboró en la iniciativa.

El apoyo se cristalizó en 1962, dos años después del regreso de don Hugo al Perú, con una serie de equipos seleccionados por él con asesoría del instituto y donados por la Cooperación Alemana. El dr. lumbreras no llegó a gozar de esos valiosos equipos, ya que estos se pidieron para el Perú y para la Universidad nacional Mayor de San Marcos, a la que él había renunciado en 1961. los equipos fueron los primeros instrumentos en el instituto de Medicina Tropical daniel Alcides Carrión de la Universidad nacional Mayor de San Marcos, fundado en 1963.

El propio don Hugo, que había estado trabajando casi solo perfeccionando y simplificando técnicas parasitológicas en distintos ambientes del Hospital dos de Mayo, y recibiendo alumnos colaboradores, pasó a ubicarse en el segundo piso de la Sala San Vicente. Allí lo siguieron raúl Cantella, roger Burga y Humberto Guerra. El laboratorio mostró en poco tiempo su producción: tesis, presentaciones en congresos y publicaciones en la revista Médica Peruana, que el dr. lumbreras pasó a dirigir.

Ya en 1968 don Hugo apoyó la idea de la Asociación de Estudiantes de Medicina Cayetano Heredia (AECH) de llevar al Congreso de Estudiantes de Medicina del Perú en Arequipa “la salida al campo para tener contacto con la realidad peruana” y la necesidad de hacer un internado rural. Esta posición nuestra, rechazada por el Congreso de Estudiantes, tuvo un gran recibimiento por los doctores lumbreras y Vidal en 1969. En la primera asamblea de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, en 1970, se aprobó que a partir de 1971 todos los internos hicieran rotaciones en Yurimaguas, Nauta, Iquitos y Chanchamayo. Fue la persona que más apoyó la opción académica del internado rural.

Cuando lo conocí, tenía gran interés por la experiencia en el campo y la salida a realzar prácticas clínicas en las comunidades. En 1969, se organizó el primer viaje de actividades docentes asistenciales dentro del curso de Enfermedades infecciosas y Tropicales a Pucallpa (Promoción 1971). de ello se siguió la experiencia del viaje a Chanchamayo (en 1970), y, luego, con la promoción 1972. Esta última realizó un viaje al finalizar el curso a Chanchamayo con el Dr. Humberto álvarez. En 1973, se consolidó como parte del currículo regular asistir por dos semanas a iquitos en el curso de pregrado de Enfermedades infecciosas y Tropicales. Es de destacar que el dr. Julio demarini, del Hospital de la Merced en Chanchamayo, participó en todos estos viajes iniciales. Su valiosa experiencia con las mordeduras de serpientes venenosas fue la mayor del Perú. lamentablemente, falleció en noviembre de 2012.

Posteriormente, durante el internado rural en Yurimaguas (1972), con el Dr. Manuel Químper y Dr. Alfredo Moscol, recibimos al Dr. lumbreras que venía a ver a sus internos (éramos los primeros que íbamos a esa ciudad). Fue una experiencia inolvidable recibir sus enseñanzas in situ sobre la leishmaniasis y la enfermedad de Hansen (que había trabajado con su profesor y amigo, el Dr. Hugo Pesce P. en la Universidad nacional Mayor de San Marcos), así como el manejo de las parasitosis. A nosotros nos sorprendía su vitalidad y dedicación cuando ya tenía el diagnóstico de linfoma con el que vivió muchos años y queríamos evitar que se contagiara alguna enfermedad tropical. las discusiones sobre la piomiositis tropical y las treponematosis no


sifilíticas que había en la zona, no estaban en el curso regular de Enfermedades infecciosas y Tropicales; él con mucha simpatía nos decía “¿y cómo pasaron el curso sin saber esto tan elemental?”.

Durante la residencia en el Hospital (1973-1976), veíamos su interés por las discusiones sobre la toxoplasmosis ocular, la fasciolasis y la necesidad de hacer buenos diagnósticos de parásitos o de lesiones en la piel. los métodos simples, baratos y muy útiles, creados o perfeccionados por el dr. lumbreras, como el método de Baermann de examen de heces modificado en copa, o el uso de micropipetas para obtener la linfa de lesiones cutáneas para hallar leishmania eran parte de sus enseñanzas. También, relataba la experiencia que hizo consigo mismo sobre el signo de romaña, que logró reproducir en los voluntarios al dejarse picar cerca del ojo por reduvídeos criados en en laboratorio y libres de Trypanosoma.

En esos años, es que se fortalece el programa de residentado del Hospital nacional Cayetano Hereda. El Dr. Lumbreras había creado el primer Servicio de Medicina Tropical y fue el primer especialista en Enfermedades infecciosas y Tropicales del Ministerio de Salud. Amplió el trabajo con un laboratorio de Parasitología en el local de la Universidad. Tanto los Dres. Humberto Álvarez, Raúl Tello y Rosa Ortíz (quien ya había trabajado con él en Próceres Mil) se unieron a este sueño de fortalecer la Medicina Tropical cuando en 1968 se creó el instituto de Medicina Tropical Alexander von Humboldt. Otros miembros fundadores fueron el Dr. Raúl León Barúa, asociado desde el dos de Mayo al estudiar las enfermedades gastrointestinales y la diarrea crónica, y el Dr. Humberto Guerra, que regresó de EE.UU. en 1970. Con este grupo, el Dr. lumbreras dio testimonio del impulso por la docencia en el Curso de Medicina Tropical y de investigación con sus diversos trabajos en parasitología. En su mapa de Chagas en el Perú, ya quedó marcada toda la zona amazónica como una segunda área a estudiar.

la creación de la Unidad de Enfermedades infecciosas y Tropicales que se construye entre 1976 y 1977 con apoyo del Minsa, la Orden de Caballeros de Malta y de la cooperación alemana dio pie a una

nueva etapa. En ese momento ya iniciamos el trabajo clínico donde yo me incorporé en 1976 al terminar mi residencia.

La tenaz e insistente presentación de proyectos, labor que coordinaba el Dr. Humberto Guerra, obtuvo el apoyo del Programa Especial de investigación y Adiestramiento en Enfermedades Tropicales de la OMS, el Banco Mundial y el PNUD, a partir de 1980 el Instituto de Medicina Tropical se equipa y fortalece de manera sustantiva.

Asimismo, don Hugo apoyó a que los Drs. Angélica Terashima, César Jordán y Bernabé Herrera, al igual que el suscrito y el Dr. Jorge Guerra Cáceres fuéramos en diversos años a entrenarnos al Curso internacional del Hospital Muñiz en Buenos Aires. Más adelante, Jorge Guerra y después de él varios otros se adiestraron en la prestigiosa Escuela de Higiene y Medicina Tropical de londres con Becas del Consejo Británico.

Para el inicio de la unidad, el Dr. Lumbreras y el grupo con su liderazgo forman un área de consulta, hospitalización y de laboratorios de apoyo (SUA-Tropicales) en la que ningún médico recibía ningún pago, solo el personal de técnicos y biólogos “porque ya los profesores reciben su pago”. Este estilo se ha mantenido en los siguientes 45 años del SUA-Tropicales.

Luego, impulsó la creación del primer programa de residentado (especialistas) en Enfermedades infecciosas y Tropicales en 1978, siendo el Dr. Alejandro Llanos-Cuentas el primer graduado de este programa. numerosos líderes de la nueva generación fueron parte de ese programa que nos convirtió en el segundo país de América latina con esta opción, luego de Brasil. Siempre soñó y reclamó la creación de la Sociedad Peruana de Enfermedades infecciosas y Tropicales, que luego de su muerte, en 1987, con los Drs. Jorge Guerra, Humberto álvarez, César Náquira, José María Guevara-Duncan y el Prof. José Neyra Ramírez la fundáramos reconociendo el esfuerzo de don Hugo. luego de 35 años, hemos tenido siete Presidentes de la Sociedad que han sido exresidentes nuestros y dos directores del instituto nacional de Salud. Además, numerosos líderes de la especialidad provienen de este programa fundado y apoyado por todo el equipo de especialistas.


Acompañaba a internos, residentes y médicos a rondas clínicas con gran calidad y enseñanza, pero tomaba notas en taquigrafía que le permitía “copiar textualmente cada comentario” de los pacientes. Estas enseñanzas y los viajes con don Hugo y el grupo serán recordadas con afecto, cariño y dedicación por los alumnos de todas las promociones.

Además de su extraordinaria dedicación al hospital y a la Universidad Peruana Cayetano Heredia, el dr. lumbreras se dedicó con gran preocupación personal por los pacientes y sus tratamientos; así como por la evolución de los mismos, siguiéndolos por meses y años con especial afecto que sus pacientes siempre reconocerán.

En su lucha por tener un buen hospital universitario, con el dr. Armando Silicani, fortaleció que “todo paciente que falleciera en el Hospital” debería tener autopsia que permitiera estudiar claramente todo el proceso de su enfermedad, además de confirmar todas las observaciones. Esta filosofía llevó a tener más de 65% de autopsias. El dr. lumbreras, siguiendo sus principios, cuando estaba por fallecer, escribió detalladamente cómo debería ser su propia autopsia. El Dr. Enrique Fernández cumplió con dolor leyendo en voz alta la descripción de Huguito, como él lo llamaba; mientras el dr. Sixto recavarren seguía los pasos precisos de esa autopsia. Se hacía un silencio luego de cada frase del Dr. Fernández o del Dr. recavarren. Un ejemplo de principios hasta el final.

Asimismo, en vida varios profesores habían decidido ser incinerados y que sus cenizas queden en la Universidad para que sus alumnos siempre estén cerca. Tres semanas después falleció la Sra. Pía, su compañera de toda la vida, y las cenizas de ambos reposan dentro de la Universidad Peruana Cayetano Heredia cerca de un manzano junto a la biblioteca con otros amigos y profesores como los drs. Enrique Fernández, Carlos Monge, Juan Cabrera y Manuel Chávarry. Seguramente, su espíritu seguirá compartiendo los ideales de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, de la Medicina peruana, y de la integridad moral y ética que ellos compartieron y que nos enseñaron con sus ejemplos de vida.

En un editorial, el espacio no permite extenderse tanto como se quisiera y dejo vacios de este valioso personaje y sus cualidades humanas. Él nos enseñó con su ejemplo personal y de vida, dejó tantas enseñanzas que sería muy difícil de graficarlas en tan poco espacio.

En memoria del Dr. Lumbreras, el Instituto de Medicina Tropical, desde 1976, otorga el premio al mejor alumno del Curso internacional Gorgas que lleva su nombre. desde hace 5 años, el curso internacional para alumnos se llama Curso Dr. lumbreras de Medicina Tropical. la Universidad Peruana Cayetano Heredia decidió que el Auditorio de la Casa Honorio Delgado llevara su nombre y la promoción de Medicina de 1973 lleva también su nombre.

Esperamos que los principios y actitudes del Dr. Lumbreras queden como elementos de enseñanza para los jóvenes y también para los profesores de las facultades de medicina, en épocas en que el rol y la prestancia de calidad y ética de los médicos deben ser reforzadas.

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EDUARDO GOTUZZO HERENCIA / Acta Herediana Vol. 53, marzo 2013 – diciembre 2013

50 años del Instituto de Medicina Tropical – UPCH

Biografía: Alexander Von Humboldt

Alexander von Humboldt (*14 de septiembre de 1769 – † 6 de mayo de 1859) es uno de los naturalistas alemanes más renombrados de la historia. Creció al lado de su hermano mayor Wilhelm, luego docente y funcionario gubernamental, en el castillo de Tegel, cerca de Berlín.Tras la temprana muerte de su padre, un alto oficial prusiano, la madre costeó para sus hijos los mejores maestros de Berlín. Los muchachos aprendieron durante años bajo el modelo de la Ilustración y llegaron a nivel universitario. Humboldt nunca dejó de aprender. Hablaba con fluidez el alemán, francés, español e inglés. En su larga vida escribió casi 50mil cartas a científicos y amigos.

Desde 1787, estudió en Fráncfort (Oder), Gotinga y Hamburgo, entre otras disciplinas historia antigua, física y matemáticas. Ya entonces estableció relaciones con famosos profesores, como el naturalista Georg Forster. Terminó su época de estudiante en la Academia de Minas en Friburgo (Sajonia) y trabajó hasta 1796 de forma muy exitosa como ingeniero en el servicio de minas de Prusia.

Cuando murió su madre, Humboldt recibió una cuantiosa herencia y cumplió un sueño: Renunció al servicio público y se convirtió en explorador. En 1799 partió junto al botánico francés, Aimé Bonpland, a América. Su viaje lo llevó por los actuales Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Cuba y México. Humboldt exploró, entre otros, el río Amazonas. También ascendió al volcán Chimborazo, de 6.000 metros de altura, considerado entonces la montaña más alta del mundo.

Durante su aventura estuvo varias veces en peligro, pero siempre lo superó. En 1804, tras una corta visita a Estados Unidos, regresó a Europa. De esta travesía surgió la gran obra, publicada originariamente en francés (París, 1807) y escrita en colaboración con Bonpland, Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente.

Humboldt pasó todo el resto de su vida trabajando, evaluando y ordenando los datos que recogió en su viaje. Aún hoy los científicos se admiran de cómo intentó explicar la acción de las fuerzas de la naturaleza mediante la observación y medición. Uno de sus hallazgos fueron las isotermas, esto es, las líneas de igual temperatura promedio en un mapamundi.

El resultado de sus investigaciones científicas se publicó en varios tomos que en conjunto formaron la obra titulada Cosmos (publicados los primeros tomos en los años de 1845 a 1847), que se convirtió en un éxito ya en su época.
Humboldt vivió de sus ingresos como chambelán real y miembro de la Academia de las Ciencias. Siempre apoyó a colegas más jóvenes. Hasta su muerte gozó de un amplio reconocimiento dentro de la sociedad berlinesa. Cuando su ataúd fue escoltado, el 10 de mayo de 1859, a la tumba familiar en el castillo de Tegel, fue seguido por centenares de admiradores. En un discurso conmemorativo se dijo: «Una mente brillante en el reino del intelecto ha desaparecido de este mundo».

Alexander von Humboldt, Historia Peruana